…Y SALÍ CORRIENDO
Ya había visto esa imagen antes. No era agradable. Sentía nauseas. Los vi v ahí juntos. El cuarto giraba en eterno sopor. El letargo que acompañaba la escena me envolvía terriblemente. No sabía si salir corriendo o enfrentar aquel destino. Aquella sensación de que todo empezaba de nuevo. Mi vida cambiaba de rumbo. Justo en ese instante lo podía ver. Una sola imagen ya vivida era la señal. Debía salir corriendo. Me faltaba el aire. No soportaba el ruido lúdico de la gente a mi rededor. El olor a cigarro consumado. El ambiente alcohólico. Los fieles placeres de la noche. No quería ser testigo de esa escena. No quería revivirlo. Correr, sólo quería salir corriendo. Verlos juntos me hizo revivir las peores escenas. Sabía que no podía huir del fatal destino. Ah. Mis nervios aumentaban. Tic tic tic tic tic. Muchos ruidos en mi cabeza. El sabor de la noche era amargo. Su rostro me daba asco. Repugnante. Y pensar que antes me atraía. Qué asco. Elixir nocturno que bebí de un solo trago. Vacío. Ausencia. Vómito. Luces. Música. Humo. Perdición. Escote. Piernas al aire. Muslos seducidos. Besos entregados. Pasión desbordante. Volverlo a vivir provocó una sola cosa: ganas de huir. De alejarme. De desaparecer. No lo consentiría esta vez. No los vería de nuevo. El beso que tanto soñé en labios de otro. Cuellos entrelazados. Cuerpos ajenos. Imagen terrible. No lo controlo. Soy espectador, no protagonista. No lo soporto. Salgo corriendo.