Monday, May 18, 2009

Deseos Eternos...

Algo nuevo. Algo que libere. Algo que despierte, que incite, que mueva, que encienda las emociones espaciales inertes en… Algo diferente, algo único, algo como tú. Esperar tu existencia o esperar tu llegada. Seres unívocos en un mundo paralelo. Seres llamados a ser uno. Seres que no sabrán su destino final hasta su encuentro. Algo lleno de color. Algo luminoso y espléndido. No pido gran cosa. Vacas rosas y alfombras verdes. Un corazón solitario. Un corazón palpitante. Una vida por seguir. Un futuro incierto. Un presente rutinario. Una vida inesperada. Un no-sé-vivir-si-no-es-contigo. Un canto. Una melodía. Una canción. Una dedicación. Un acto. Dos escenas. Un verte no-tiene-precio. Un fulgor. Un letargo jamás visto. Una cama, un beso, unos tacos, una mirada. Una noche, un instante, una sensación. Tu cuerpo, tu fragancia, tu esencia física estrechando la mía. Tus ojos, los míos. Una mirada, una hora. Un beso. Un cielo, mi cielo. Un ojalá. Un aunque sea poco. Así... Un sonido, el de tu voz. Un color, el de tus labios. Un olor, el de tu piel. Un sabor, el de tus manos sobre las mías. Una sensación, tenerte. Una imagen. El escenario. La música. Los diálogos. Los movimientos. El baile. Tu figura. Me desvanezco, me pierdo. Un vicio caro. Una necesidad. Una forma de vida. Una forma de caminar. Zapatos verdes. Zapatos rojos. Zapatos cafés. Piso mojada. Arboles de primavera. Besos pasionales. Un adiós. Un hasta luego. Un dame tiempo. Cielo azul. Pasto verde. Árboles morados. Laguna tranquila. Vida especial. Labios abiertos. Labios sonriendo. Labios… ojos transparentes. Caderas relucientes. Una hoja y papel. Un lápiz de papel. Un momento no arribado, un segundo no deseado. Una vida incompleta. Pies descalzos. Meneo seductor. Humo compartido. Letras unidas magistralmente. Nombre perfecto. Imagen penetrante. Deseos eternos.

Saturday, November 29, 2008

Hay veces que no sé.

No sabes ni cómo ni por qué, pero hay veces en las que tienes ganas de algo y no sabes de qué. Simplemente tienes las ganas. Ganas de escribir, por ejemplo, tienes la hoja y la pluma y comienzas, como si la parte muda de ti quisiera expresarse por medio de las letras lo que no puede decir de otra forma.

Hay veces que despiertas con un vacío y hartazgo de la vida que no sabes ni de donde proviene, simplemente lo sientes y tienes ganas de tomar la salida de emergencia para huir. Entre más intentas encontrar una explicación clara ante esto más abrumado te encuentras. No hay forma de escrutar lo que sientes.

Hay veces que te enfadas sin saber la razón y la más cercana que encuentras te parece tan estúpida que aseguras no puede ser la causa del enfado. Intentas buscar cualquier explicación racional e incluso tratas de convencerte por medio de argumentos que el disgusto no tiene sentido y está fundamentado en la nada. Pero no es suficiente. Aparentemente la vida te sigue proveyendo de las mismas bondades, aparentemente las cosas están bien y mejor de lo que antes pudieron estar pero no es así. Hay algo dentro que quiere decirte algo.

Esto es un experimento para ver qué se puede escribir cuando simplemente se siente las ganas de escribir. Puede ser no muy coherente, pero lo importante es saber qué quiere escribir la mudez.

Darle licencia para reclamar la falta de atención que recibe y para darle el poder de decir que nos acostumbramos fácilmente a todo. Que lo que antes era novedad hoy ya es costumbre. Que la costumbre hace desatender a las cosas que eran importantes como si ya no tuvieran tanto valor como antes.

Hay veces que la misma vida nos otorga regalos inesperados. Regalos que aparecieron dónde menos se esperaban, cuando más se necesitaba y mejoraron como jamás se imaginaban.

Hay veces que vives como si estuvieras soñando y sueñas como si estuvieras viviendo. No hay forma de medir cuánto tiempo llevas así. Simplemente vives los momentos por los momentos mismos. Y la vida transcurre sin darte cuenta de que transcurre.

Hay veces que quisieras apartarte del mundo con lo que tienes y ser. Ser sin importar nada y estar disfrutando todo. Vivir hoy disfrutando el ayer viendo hacia lo inmediato. Ser un bohemio de nosotros mismos. Disfrutando de los detalles y las cosas a las que nos hemos acostumbrado.

Hay veces que quisieras ser tomado de la mano y caminar… Hay veces que en la ausencia de palabras se dicen más cosas. Hay veces que los silencios se disfrutan más que las voces. Hay veces que sólo necesitas ver a alguien para saberlo todo. Hay veces que el sonido más agradable es la risa de alguien. Hay veces que la sombra más bella es la que camina junto a la tuya. Hay veces que los ojos con más significado son los que miran fijamente a los tuyos. Hay veces que no importa que tan rápido o lento se vaya el tiempo si lo pasas con las personas que amas. Hay veces que el olor te transporta a sensaciones inesperadas. Hay veces que los paisajes más extremos no se disfrutan estando solo. Hay veces que las cosas de la vida sólo adquieren significado cuando las unes a personas significativas.

Hay veces en las que tienes ganas de algo y no sabes de qué. Simplemente tienes las ganas. Ganas de escribir, por ejemplo, tienes la hoja y la pluma y comienzas, como si la parte muda de ti quisiera expresarse por medio de las letras lo que no puede decir de otra forma.

Saturday, November 08, 2008

No supe cual elegir


Estaban frente a mí y las miré.
La noche no representaba oscuridad sino la privacidad del alma. El aire no significaba frialdad sino la aprobación de la naturaleza. Y ahí estaban, eran brillantemente resplandecientes.
Parecía quietud, pero sólo parecía. En realidad no había sino la conspiración del cosmos, las estrellas comenzaron a danzar circularmente hasta acariciar mi cabello. El espectáculo era simplemente inefable e inverosímil, para quien no estuvo presente seguramente ya habrá perdido el interés por lo fársico que suena. Además hubo pocos testigos, fuera del escenario natural.

En ese momento todo podía pasar. La contemplación de la tranquilidad era la protagonista de la historia aparentemente. Pero de repente las estrellas comenzaron a susurrarme, no supe si fue realidad o fantasía. Pero comencé a escuchar claramente sus voces.

Una de ellas me decía que me atreviera, que hablara, que fuera valiente y no temiera ante la reacción que pudiera tener. Me decía constantemente que no hay otra cosa sino el presente. Que lo hiciera de una vez por todas y sin pensar. Que hablara... pero luego llegó la voz de la otra.

Esta otra me pedía cautela, me rogaba que dejara seguir el curso natural de las cosas. Que previera las posibles reacciones y consecuencias de cualquier palabra que pudiera haber emitido. Me hizo ver la gama de secuelas. Me asusté y no supe que hacer. Y es que el futuro parecía tan cambiante y variable.

Una más, y la más pícara de todas me insinuaba detalle a detalle lo que podía hacer para obtener los placeres que deseaba. Era muy concreta, muy vivaz en sus sugerencias. Ellas parecían funcionar y pensé que podía recibir lo que mis emociones me gritaban. Así que una vez más le hice caso. Ejecuté con maestría y sin discreción uno a uno de los consejo de la última estrella. Sin embargo me hacía falta algo más, parecía carente de palabras, carente de verdadera intención o carente de verdadera convicción.

Las estrellas comenzaron a hablarme al mismo tiempo y ya no supe cual elegir.
El escenario que era perfecto se tornó hostil ante mis deseos.
El tiempo pasó, y no hubo opción más que la resignación.
No supe qué voz escuchar. No supe armonizar el ahora con el después.
Perdí el momento idóneo. Mi voluntad se ridiculizó ante sí misma por no ser clara y firme.
La indecisión en realidad fue la protagonista de la historia.

No desperté solo


Es lógico para muchos, si duermes solo, despiertas solo. Pero no, muchas veces despiertas y no sabes junto a quién, por muy surreal que suene. Como la canción de mecano que dice "...cuando me desperté y vi otro tío acostado, de espaldas a mi lado, me dije 'pavo este quién es'" (Mecano, Stereosexual)

Lo digo, porque ya me ha pasado. He despertado con no sé quién y no recuerdo que haya pasado algo la noche anterior. Ayer por ejemplo no desperté solo, desperté con 'nervios', con 'decisión', con 'valor', con 'incertidumbre' y con 'gusto'. Ni me digan, suena como una orgía, pero ni siquiera noté su presencia. Sólo despertaron junto a mí y me siguieron todo el día.

Y así fue... cuando entré ahí estaba, como siempre, conforme a mi memoria, ahí... Mis acompañantes mañaneros no me soltaron la mano. Lo que ví cuando entré, entre la penumbra, confirmaba la realidad, no era un ente ideológico, no era un intangible, era real.

Mis latidos eran más fuertes que el ruido exterior, la gente me veía con esa mirada como cuando ruge el estómago, y volteas a ver de dónde proviene el sonido. Me sentía incómodo ante los latidos de mi corazón, sentía que me iba a explotar el pecho. Después las cosas regresaron a la normalidad, al parecer fue la 'costumbre'. Pero no recuerdo haberla visto en mi cama. En fin, terminó todo y me fui. Como si solo hubiera sido un espectáculo callejero de medio tiempo y no me hubiera afectado en lo posible. Y es que olvidé que ya había lanzado piedras, golpes, gritos, suspiros, recuerdos y palabras. Ese fue mi mejor aplauso. Me levanté, y caminé. Sin decirme una palabra, en un silencio incómodo. Sentía que debía decirme algo. Pero omití las palabras. Cuando la impresión es fuerte deja en blanco la mente.

Hoy por ejemplo, desperté con 'hubiera'. Y le dije: ¿Qué pedo? ¿Qué haces en mi cama? Y se carcajeaba de mí. Se me encimó. Y comencé a pensar "...hubiera gritado su nombre", "...hubiera esperado", "...hubiera dicho algo", "... que tal si hubiera"

Y dije: !al carajo! ¿Por qué desperté con "hubiera"? Si "hubiera" no existe. No, no existe. Pero si está, y está ahí presente. No digo que su presencia sea linda o amable. Si no que su presencia es mala leche. Hostiga, oprime el pecho. "Hubiera" en pocas palabras no está padre. No, no está padre "...porque si hubiera... hubiera sido padre" y "... si no hubiera, hubiera sido aún más padre" Pero así no sucedieron las cosas. No. Las cosas salieron todo los contrario a "hubiera", cosa que no está padre, pero al menos es real.

Así que me vestí. Cerré la puerta de mi dormitorio y le dije ¡Quiero que te vayas para cuando yo regrese!

Aún no he entrado al cuarto, porque creo que sólo aparecen cuando despierto. Pero le dejé muy claro que no quería volver a verla entre mis sábanas; creo que esta vez fui más determinante que antes.

Mañana espero amanecer con "meaning"…